jueves, 10 de julio de 2008

CRÍTICA DE ARTE
Juan Fuster
16.04.08 -
PEDRO ALBERTO CRUZ
CONSEJERO DE CULTURA


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Lugar de exposición: Sala Luis Garay. Título: Cruzar. Pinturas. Hasta el 25 de abril.
El ejercicio mecánico, consustancial al arte -en cuanto su resultado es la obra- y causa de su consideración de oficio en otras épocas, se vio cuestionado desde los orígenes de la modernidad y rechazado por los conceptualistas puros (nuestro paisano Valcárcel Medina afirma que la obra es el principal enemigo del artista); incluso, para algunos la dependencia de la técnica es una traba, un obstáculo a la libre manifestación de la creatividad, y la enmascaran con la torpeza en la factura y la carga expresiva: ficción y, en última instancia, engaño plural.Pero, por otro lado, otros autores convierten sus obras en auténticas construcciones, en laboriosa tarea que, alejada del referente de la realidad al uso, presentan como una visión de su realidad interna, hecha visible con la acumulación de materia y materiales, combinados o amalgamados, o la reducción al mínimo de los elementos compositivos.Desde una posición que se acerca a lo desarrollado en el último párrafo, Juan Fuster plantea su obra mediante agregaciones de formas recortadas -y coloreadas- al color de una superficie que tiende a la simplificación cromática y la división en planos, aunque sin renunciar por ello en partes mínimas a la mancha con vocación de veladura. Recortes de cartón pluma que se cruzan en ritmos organizados, construyendo estructuras viso/táctiles atractivas, aún cuando la complejidad de alguna pueda inducir a lo contrario.Los recuerdos del pasado, en una combinación personal efectiva, son patentes en las obras y el autor en ningún momento trata de presentarlos como novedades. Lo que sí muestran es un discurso propio, que no rechaza la materialidad y, sin embargo, no cae en la trampa de la excesiva dependencia ni se deja arrastrar por el desprecio a ésta; al igual que, en la utilización de lenguajes supuestamente contrarios, la armonía se ofrece como cualidad que emana de su personalidad, envuelve al cuadro y se transmite al espectador.

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